Eternal Sunshine of the Spotless Mind (D!ego GranMachim) (Análisis con spoilers)

Eterno resplandor de una mente sin recuerdos



“Eterno resplandor de una mente sin recuerdos”. Ser el olvido o el recuerdo mal borrado de alguien. 


Chico conoce a chica. Ellos se enamoran. La chica se harta del chico y borra todos los recuerdos de él de su mente en un procedimiento de ataque cerebral. El protagonista se entera y decide hacer lo mismo. Desesperado, se pone en contacto con el creador del proceso, para que la borre de su memoria. Pero cuando los recuerdos empiezan a desaparecer, de pronto redescubre su amor por  ella y desde lo más profundo de su cerebro intentará parar el proceso. 

Esta es una historia romántica escrita por Charlie Kaufman (el guionista) que toma su título de un poema de 1717 de Alexander Pope y traza el lado del amor que las películas generalmente tratan de ignorar: las discusiones, el aburrimiento, los hábitos irritantes que separan a las parejas y los momentos terribles y forzados que acompañan a una ruptura. El poema trata el tema principal de la película: el olvidar como medio para alejar el dolor. Sin embargo, ambos (tanto el poema como la película) reflexionan sobre si el olvidar es realmente la solución, si el quitar el dolor sentido por un romance fallido vale realmente la pena, sobre todo cuando también se van los buenos momentos(“Cuán felices son aquellos que viven sin culpa. Ellos se olvidan del mundo y son olvidados por éste. El eterno resplandor de una mente sin recuerdos, que solo acepta sus oraciones y rechaza sus deseos.”). Kaufman se propuso contar una historia que se sintiera real, a pesar de los elementos propios de la ciencia ficción como puede ser, por ejemplo, la máquina de borrar la memoria, que se minimiza y se mantiene en un nivel mundano, así como el lugar que el protagonista visita para que le borren la memoria, que parece la oficina de un dentista poco impresionante. Al fin y al cabo, la intención del elemento de ciencia ficción es magnificar lo ordinario.

El escritor toma la interesante decisión de estructurar la historia como un lazo o bucle, utilizado como un juego de manos para hacerte creer al comienzo que esa es la primera vez que los personajes se encuentran, cuando, en verdad, ya se habían conocido antes, pero ninguno de los dos lo recuerda. De esta forma, nos permite experimentar (al igual que los protagonistas) el “nuevo” encuentro sin el bagaje emocional de la relación inicial. 


“+ ¿y si esta vez te quedaras? 

- Salí por la puerta, no me queda ningún recuerdo. 

+ Vuelve y al menos inventa una despedida, finjamos que la tuvimos.”


Para una película tan surrealista como Eternal Sunshine of the Spotless Mind, es irónico lo realista y tridimensional que es la representación de esta historia del arco de una relación. Ni él ni ella son perfectos. Su relación es volátil, apasionada y, a menudo, destructiva. Sus problemas de comunicación son graves. Pero su relación también está llena de intimidad, franqueza e inocencia. Y a pesar de que están unidos el uno al otro, no significa que las cosas que alguna vez amaron del otro eventualmente se conviertan en las cosas que amenazan con separarlos. La razón por la cual ellos fallan es porque no son sinceros, ambos quieren  un amor de “cuento”. Ella habla y habla sin escuchar realmente y él escucha y escucha sin realmente hablar. Y es al final cuando ella, por primera vez, escucha y él se expresa. 

La película deja un final abierto donde tenemos que imaginar qué pasará ahora con él y con ella pero, sin duda, la idea que quiere mandar es que, esta vez, será con los ojos abiertos y total transparencia. Algo que había faltado antes. Aceptando lo bueno, lo malo, lo complicado (enfrentando lo peor del uno y del otro). Prefieren vivir esos momentos felices juntos aunque sepan que habrá malos momentos; vivir con lo bueno y lo malo, y no en el “eterno resplandor de una mente sin recuerdos” donde no se conoce el dolor, pero tampoco la verdadera felicidad.   


“Jamás pensé en la posibilidad de querer borrarte de mi mente para siempre”.


Al final el protagonista tiene una nueva oportunidad con ella y el probable dolor es una realidad de la que ambos son conscientes. Sin embargo, toma la decisión más valiente apoyándose en la fuerte conexión que mantiene la pareja a pesar de todos sus problemas, los defectos y sus miedos. 


+No puedo ver nada que no me guste de ti. 

-¡Pero lo harás! Lo harás. Ya se te ocurrirán cosas. Y yo me aburriré de ti y me sentiré atrapada, porque eso es lo que me suele pasar.

+Vale

-¿Vale? 

+Vale


Él asegura que en ese momento no hay nada de ella que no pueda gustarle a él. No obstante, ella sostiene que tarde o temprano habrá algo. También reconoce que ella se aburrirá en un futuro y que se sentirá atrapada. Pero él desbarata sus argumentos cuando responde “vale”, entendiéndose que está dispuesto a correr el riesgo. Deja, por primera vez, de lado todas sus inseguridades y lo acepta de buena gana y de todo corazón. 


El concepto de la película: que una pareja puede borrarse después de una dolorosa ruptura para poder seguir viviendo en una feliz ignorancia, parece al principio una visión pesimista del amor. Pero los rayos de luz comienzan a brillar a medida que los recuerdos de ella del protagonista se buscan y eliminan sistemáticamente. Recuerda que, antes de que comenzara la infelicidad, también hubo momentos genuinamente felices y recupera lo que los hizo enamorarse el uno del otro en primer lugar. A pesar de todas sus trampas, Kaufman todavía hace que el amor parezca la cosa más preciosa del mundo. 




El amor es un recuerdo. De ahí es donde viene, recordar cosas del pasado a las que nos agarramos con fuerza. El amor es un recuerdo. Sin embargo, el dolor es un recuerdo también. Recordar cosas dolorosas y emociones que deben ser socorridas del pasado. Las personas que más daño nos pueden hacer son aquellas a las que más queremos. Recuerdos peleándose con recuerdos, pero el dolor sigue. Porque recordar duele a veces. Pero ¿Y si tuvieras la opción de deshacerte del dolor? ¿De no sentirlo más? ¿De olvidarlo todo? Una mente racional se negaría, pero a una persona herida le va a dar igual la racionalidad ("Te estoy borrando de mi mente y soy feliz"). Una mente sin recuerdos (Spotless mind) hará desaparecer los recuerdos, pero no solo los malos, sino también los buenos.



Así que tienes que decidir. ¿Merece la pena el dolor? Cuando en un futuro tengas una nueva oportunidad y el probable dolor sea una realidad de la que ambos seáis conscientes, solo hay una palabra que tienes que decir: 
Vale...



"Te borraría de mi mente, pero a mitad del proceso, vería de uno en uno los recuerdos que tuvimos, todos esos recuerdos que harán que mientras más te quiera olvidar, más querré que te quedes en mi mente, porque ahí es donde perteneces"

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